Dispositio: preparar el corazón
Responder a esta pregunta exige un corazón lleno de caridad. Los Testigos de Jehová no afirman que Jesús es criatura por maldad, sino porque así lo aprendieron en su comunidad. El objetivo no es debatir, sino iluminar. La fe de la Iglesia en la divinidad de Cristo no nace de tradiciones humanas, sino del testimonio vivo de la Revelación. Antes de hablar, disponemos el corazón: defendemos esta verdad no con orgullo, sino con amor, porque negar la divinidad de Cristo es perder el corazón del Evangelio.
Clarificatio: aclarar antes de responder
La pregunta clave es: ¿qué significa "ser creado"?
Para los Testigos de Jehová, Jesús es la primera criatura creada por Dios, una especie de "dios menor" o "hijo subordinado" no consustancial al Padre.
Pero en la fe cristiana, "Hijo" no significa criatura, sino Aquel que comparte la misma naturaleza divina. Como el rayo procede del sol sin ser inferior en naturaleza, así el Hijo procede eternamente del Padre sin ser hecho ni creado. Antes de abrir la Biblia, necesitamos aclarar que cuando los cristianos decimos "Hijo de Dios", no hablamos de creación, sino de generación eterna.
Revelatio: lo que realmente enseña la Biblia
El testimonio bíblico es contundente.
En Juan 1,1, el texto griego dice literalmente: "El Verbo era Dios", usando el término Theós sin artículo para indicar naturaleza. No dice "un dios", como traduce la TNM.
En Juan 20,28, Tomás proclama a Cristo: "Señor mío y Dios mío", y Jesús no corrige su adoración.
En Colosenses 1,15–17, Pablo enseña que todas las cosas fueron creadas por medio de Él y para Él, y que Él es "antes de todo". Si Jesús es antes de toda creación, no puede pertenecer a ella.
En Hebreos 1,3, Cristo es "resplandor de su gloria e impronta de su sustancia", lo cual significa que comparte exactamente la naturaleza divina.
La tipología del Antiguo Testamento lo confirma: Yahveh es el "Yo Soy" (Ex 3,14). Jesús se aplica el mismo título: "Antes de que Abraham existiera, Yo Soy" (Jn 8,58). No es metáfora. Es identidad.
Traditio: la fe de los primeros cristianos
La Iglesia primitiva no tuvo dudas.
Ignacio de Antioquía llama a Jesús "Dios encarnado".
Justino Mártir reconoce al Hijo como Dios verdadero y eterno.
Ireneo enseña que el Hijo es "eterno con el Padre y en Él no hay comienzo".
Estas afirmaciones nacen del contacto directo con la tradición apostólica. No hay un solo Padre de la Iglesia que afirme que Jesús es criatura.
Magisterium: la enseñanza oficial de la Iglesia
El Concilio de Nicea (325) respondió definitivamente: Cristo es "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial (homoousios) al Padre". Esta fórmula no inventa nada nuevo; protege la fe bíblica.
El Catecismo reafirma que Jesús es la Segunda Persona de la Trinidad, eterno y omnipotente.
Ratio: síntesis racional y teológica
Desde la razón filosófica, si Jesús fuera criatura, no podría salvar. Solo Dios puede perdonar pecados, vencer la muerte y ofrecer vida eterna. Si Cristo nos deifica (2 Pe 1,4), es porque comparte la naturaleza divina. La lógica del ser confirma lo que la Escritura revela: una criatura no puede dar lo que no posee.
Por eso, creer que Jesús es Dios no es un detalle doctrinal: es la confesión más profunda del amor divino hecho carne.
"Creer que Jesús es Dios no es un detalle doctrinal: es la confesión más profunda del amor divino hecho carne."
Método Apologético Sistemático Católico
Jesús no es un ser creado, sino el Hijo eterno de Dios, consustancial al Padre. La Biblia, la tradición apostólica, el Magisterio y la razón teológica convergen en esta verdad fundamental: Cristo es Dios verdadero que se hizo hombre para nuestra salvación.
Este artículo es parte de una serie que aplica el Método Apologético Sistemático Católico (MASC) para responder a las preguntas más comunes sobre la fe católica. El MASC integra la clarificación conceptual, la Revelación bíblica, el testimonio histórico, el Magisterio de la Iglesia y la síntesis racional para ofrecer respuestas completas, profundas y pastoralmente útiles.
